Me porté
mal con alguien, pero dice que no lo recuerda. Y es posible (y entonces yo
ahora se lo he recordado), o quizá sea su forma de decir “te perdono”.
Pero
suponiendo que en verdad lo olvidó, es misteriosa la capacidad del daño para
grabarse, a veces, más en la memoria de quien lo causó que en la de quien lo ha
sufrido.