Hay un raro
placer en la verdad, en la bondad. Hay un raro placer en el perdón.
No es como
el placer de los sentidos. Es algo diferente. Como un goce en el fondo, en el
adentro. Pero no cabe negar que es, también, un placer.
Declive abajo ruedan las palabras, cayendo sin que nadie las empuje. Y se paran, por fin, al verse escritas. /////// SAIZ DE MARCO