¿Quién
no se sintió, a veces, habitando en otro cuerpo?
¿Quién
no se sintió autoextraño?
¿Quién
no se sintió un intruso dentro de su propio yo?
Declive abajo ruedan las palabras, cayendo sin que nadie las empuje. Y se paran, por fin, al verse escritas. /////// SAIZ DE MARCO